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Hemos sido informados, a través de los medios de comunicación, del acto público llevado a cabo este pasado fin de semana en Madrid, bajo el lema “Europa también es Hispana”, en el que una pastora participó junto a algunos líderes políticos en el mencionado acto.

Desde el Consejo Ejecutivo de la Federación Asambleas de Dios de España, manifestamos:

En primer lugar, nuestra total adhesión al Comunicado realizado por la FEREDE con relación a este acontecimiento (Puede leer el comunicado AQUÍ)

En segundo lugar, este acto no es representativo de las iglesias evangélicas en su conjunto, por lo que lamentamos la deplorable intencionalidad de algunos medios de comunicación en atentar contra nuestra integridad moral y espiritual aludiendo a expresiones descontextualizadas y malévolas sobre pretendidos vínculos de interés político por parte de la comunidad evangélica. Además, vierten acusaciones sobre pretendidas motivaciones de  la generalidad de pastores/as o líderes evangélicos.

Una vez más, manifestamos nuestra tristeza por la falta de rigor informativo de la gran mayoría de los medios de comunicación en nuestro país por no esforzarse en contrastar lo acontecido de manera respetuosa y objetiva.

En tercer lugar, reconocemos el principio de libertad de voto de cada creyente, pero consideramos un principio ético el no usar la influencia pastoral desde el púlpito para fomentar el voto político de los creyentes hacia un determinado partido político.

Sin embargo, animamos a los hermanos/as de nuestras congregaciones que lo sientan del Señor a que fomenten su participación política, pero no debemos vincular el pastorado con la dedicación política.

El evangelio busca transformar y regenerar los corazones de cada persona de manera individual, no podemos pretender recomponer el sistema de este mundo que está corrompido de raíz. Jesús dijo: “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Juan 17:14)

En cuarto lugar, animamos a que nuestras iglesias y ministros, sin complejo y animadversión alguna, podamos seguir adelante con nuestra digna labor espiritual, humanitaria y social en este país, el cuál, tanto necesita de Dios y del compromiso de la Iglesia hacia todas las personas, independientemente de su condición personal, social, ideológica o de afiliación política.

Sigamos perseverando en comunicar el mensaje del Evangelio y en seguir llevando a cabo las obras propias de nuestra fe, basadas en el amor genuino de Dios hacia las personas y desvinculada de toda motivación personalista o partidista que intoxique o desvirtúe la esencia de lo que realmente significa ser un verdadero cristiano.

En quinto lugar, los pastores/as debemos de seguir esforzándonos en mejorar nuestras formas de comunicación del Evangelio. Aprovechemos lo acontecido para reflexionar sobre la expresión de nuestro mensaje y de cómo seguir creciendo en la comunicación. Evaluemos nuestra cosmovisión del mundo actual y busquemos las claves que nos permitan conectar mejor con nuestra sociedad, pidiendo a Dios sabiduría para aprovechar cada oportunidad que se nos brinde para ser visibles e influyentes.

Por último y, en sexto lugar, como creyentes evitemos entrar en comentarios y reacciones que contribuyan al ruido mediático que nos aparte de la mesura y de lo que ha de ser un comportamiento ejemplar ante quienes por la ignorancia o la mala fe pretenden dañar a la Iglesia.

De paso, no olvidemos las palabras de Jesús referente a que cuando digan de nosotros toda clase mal mintiendo, debemos estar felices porque, quizá, lo que en realidad está aconteciendo es que la Iglesia resulta una amenaza para quienes pretenden exterminar cualquier expresión de fe o, sencillamente, impedir el avance de una Iglesia que seguirá creciendo por más que le pese a algunos interesados en la deconstrucción de los fundamentos divinos y universales o, dicho de otro modo, en la construcción de una civilización descreída de Dios.

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